Un enemigo del pueblo
David Foronda H.
4/29/20252 min leer
El tema del transporte público en la ciudad de La Paz, no deja de ser preocupante por todo lo que acarrea: paros, bloqueos abusivos de conductores con sus vehículos, autoridades que se dejan llevar por intereses, agresión hasta física a usuarios que pagan los platos rotos por falta de visión y tino de la alcaldía, que no está cumpliendo con su labor de defender a la ciudadanía.
“Al afirmar el alcalde que hará cumplir la tarifa que estableció, es un enemigo del pueblo. El que haya aprobado una elevación de tarifas, sin consenso con su Concejo edil, muestra que no respeta las reglas legales”, opina el Lic. Jaime Peña Cano, analista de temas sociales y pensiones, al dar cuenta que efectuó un seguimiento detenido a este caso. “Y pese a que los dirigentes dicen que no ganan, y por el contrario pierden, no es cierto, pues incluso con las tarifas anteriores, sí ganan, tomando en cuenta los trameajes que realizan y otras ventajas que reciben”, agregó.
“El alcalde no ha seguido todos los pasos legales para ese incremento tarifario, eso es incumplir con la ley. En el año 2017 el alcalde Revilla les dio un aumento de 0,50 ctvs., lo que significó un 33%. Ahora, Arias les dio un incremento de 0,40 ctvs., lo que significa un 22%, que nadie nos ha dado a los trabajadores y particularmente a los jubilados, que hasta hoy nada hemos recibido de incremento. Y se da el caso que, pese a todo, los transportistas ganan bien, fuera de que reciben buenas sumas por concepto de recaudación de un porcentaje en el precio del combustible, que va a las arcas de este sector, pero que no beneficia a los choferes en general y es su dirigencia la que debe explicar qué hace con esos ingresos que tenían que ser para la jubilación de los choferes”, puntualizó.
A propósito, el título de la nota es el de un libro (1882) de Henrik Ibsen, autor noruego. Leí el mismo en tiempos universitarios gracias a una buena profesora de Literatura contemporánea, que nos instruyó leerlo y nos facilitó el suyo para ello. Y digamos que fue casi como un milagro que consiguiera esta obra, recién hace algunos años en una librería desapercibida. Personalmente la extrañaba y quería volver a leerla. Es la historia del doctor Thomas Stockmann y de una ciudad pequeña, cuyo balneario es la principal atracción turística, motor de la economía local. Él descubre una bacteria contaminante en el agua del lugar que podría poner en riesgo la salud de toda la población.
En resumen, es una trama en la que dicho doctor alerta de ese peligro latente, por lo que debe enfrentarse a los poderosos del lugar, a los medios de prensa, y hasta a su hermano que es el alcalde, que lo califican de traidor, le hacen imposible la vida y ponen en riesgo a su familia, por alertar, lo que significaría un enorme gasto para desinfectar el agua y causaría la pérdida de clientes del balneario, que sería un atentado económico contra toda la población.
Stockmann lucha contra todo ese egoísmo e intereses financieros que priman por sobre la salud del pueblo. Así, quien vela por todos, aparece como un enemigo del pueblo, siendo todo lo contrario. La actualidad de “Un enemigo del pueblo” nos muestra a políticos expertos en dobles lenguajes, medios de comunicación que se presentan funcionales al poder y que pactan con éste, intereses particulares enmascarados bajo la noción de “bien común” y una opinión pública a la que se sacraliza, al tiempo que se la manipula obscenamente. ¿Enemigo del pueblo?