Pasar por las de Caín
David Foronda H.
6/7/20252 min leer
Es obligación de todos hablar de los maltratos que sufre la ciudadanía en general, por las inequidades e injusticias existentes en la sociedad, lo que se hace difícil porque podría ser algo inacabable. Hoy haré hincapié solamente en dos segmentos sociales. ¿Por qué ocurre ello?, se preguntarán. Previamente, recordemos que “pasar las de Caín” es una expresión popular que significa sufrir grandes dificultades y penalidades, así como pasar por tremendos apuros y contratiempos. Al leer la Biblia, nos enteramos de las dificultades que enfrentó Caín, quien fue condenado a vagar por la tierra tras matar a su hermano Abel. Caín es un personaje bíblico, hijo mayor de Adán y Eva, y es conocido por ser el primer asesino de la Biblia. Su historia y la maldición que recibió son parte de la tradición religiosa. Ya podemos imaginar las penurias a las que tuvo que someterse por sus acciones condenables.
Con el tiempo esta frase fue utilizada para mostrar situaciones de sufrimiento que alguien está pasando, por dificultades económicas, contratiempos graves en la vida privada, problemas, decepciones y otros. En suma, se dice que “pasar las de Caín” se refiere a quien está sufriendo con creces y anda enfrentando situaciones adversas. Esto justamente es lo que les pasa a los peatones y jubilados. En el primer caso, ya no son libres de caminar con tranquilidad por las aceras, y ni siquiera pasar de una a otra, aunque la luz del semáforo esté en rojo, pues los conductores, sean particulares o del servicio público –la mayoría, se puede decir– no los respetan. Y en cuanto a trajinar por las veredas, deben hacerlo sometiéndose a recibir golpes con palos o “fierros” de “chiwiñas” y tarimas que instalan y desinstalan los comerciantes. Y cuando se les reclama, le llegan al peatón gritos e insultos, hasta de grueso calibre.
En estas circunstancias, quienes pasan las de Caín son las personas mayores y la gente enferma o mujeres con sus bebés en brazos, pues al no poder llegar a usar las aceras, deben ir por las calzadas, con riesgo para su integridad física y sus vidas. No hay autoridad municipal que defienda al ciudadano de a pie, reclaman, contrariamente a lo que acontecía hace añadas. Otro hecho que preocupa es el maltrato al que están expuestas personas de la tercera edad. Un caso se presentó el pasado sábado, cuando, denunciaron, con el fin de cobrar sus rentas y evitar las aglomeraciones, se trasladaron a horas tempranas, y esperaban que las puertas del banco estatal sean abiertas a las 7:30, pero lo hicieron a las 8:30 horas. El enojo no se dejó esperar, la censura fue contundente hacia los ejecutivos del ente bancario. Los rentistas ingresaron como cubos de hielo al hall tras permanecer más de dos horas en la fila. ¿No se pudo avisar mediante los medios días antes? En lo sucesivo se debe evitar semejante descuido que atenta contra la tranquilidad y salud de ese sector.