Parches y remiendos
David Foronda H.
3/15/20252 min leer
Hace algunos días, el Ejecutivo de una de las fundaciones del país sostenía que los candidatos a los distintos cargos electivos –sobre todo a la presidencia– para las próximas elecciones nacionales, “no están al tanto de los problemas por los que atraviesa Bolivia y que se traducen en crisis social, económica y política, al margen de que se trata de complicaciones estructurales que agudizan la difícil situación de la nación. Necesitamos propuestas novedosas, frescas, que tienen que ver con ajustes a la economía, y no requerimos una manga de buscapegas y, además, no podemos seguir siendo un país cerrado al mundo”.
Al respecto, ya mucha gente ha comenzado a pensar de esa manera al notar el gran afán, en las huestes políticas, de tratar de lograr a como dé lugar el poder tan buscado y codiciado. Lo evidente es que no existen proposiciones que sean atrayentes para el electorado en general, que le permitan lograr una vivencia digna. Por ello, las denominadas mayorías nacionales –se debe entender como población boliviana en general–, desde hace mucho se hallan en una difícil situación, pero siempre están poniéndole el hombro al país con marcada resignación, por lo que se hacen merecedoras de días mejores que les permitan vivir con equidad y justicia social, algo que, de hecho, paulatinamente pondría fin al contrabando, la evasión de impuestos, la delincuencia, la prostitución, y otros males arraigados en la sociedad actual, a raíz de las carencias que experimenta.
Entonces, los candidatos deben ofrecer cosas reales y tangibles, dejando a un lado las promesas falsas del oro y el moro, ya que continuar de ese modo sólo ameritaría que deban ser sometidos a un detector de mentiras. La denominada “clase política” debe entender que el pueblo busca a alguien que dé solución a las demandas sobre las paupérrimas pensiones o rentas de jubilación, la grave inseguridad en las calles, la carencia cuasi eterna de fuentes de trabajo, mejor servicio en la Caja Nacional de Salud, ya no dormir en las aceras para lograr la ficha que le permita atención médica o la inscripción de los hijos en escuelas y colegios fiscales, y mucho más, cual si fuese un botón de muestra.
La población se encuentra cansada de que casi siempre los gobiernos recurran nada más que a parches y remiendos, y no atiendan justamente los problemas estructurales a los que se hace referencia. Además, las mayorías piden claridad en la adjudicación de obras millonarias del estado y se deje de lado la “coimisión” también millonaria, dado que atravesamos por épocas realmente difíciles, que pueden ser comparadas con el tiempo de “vacas flacas”.