Mortal fiebre del oro
David Foronda H.
9/7/20252 min leer
Entre 1848 y1855 tuvo lugar en Estados Unidos la denominada fiebre del oro, sobre todo en California, lo que trajo el crecimiento de esas regiones, pero a la vez el incremento de la delincuencia, prostitución, atracos y crímenes, pues la migración interna fue masiva, lo que permitió congregar a gente de diversas nacionalidades ávidas del precioso metal. Sin embargo, también derivó en el rápido desarrollo económico y social de esos sitios. Por esas épocas fue positivo para el país del Tío Sam.
Ya en el tercer milenio, se vuelve a hablar de fiebre del oro en varias naciones. Igual que en el viejo oeste, también está produciendo cambios en lugares donde la extracción aurífera es feroz, ya que con el uso del mercurio están contaminando las aguas subterráneas y de los ríos, amén de otros daños al medio ambiente. ¿Quiénes proceden de ese modo?, gente angurrienta y ávida de conseguir oro a como dé lugar. Al respecto, una interesante nota, publicada por Infobae, da cuenta de lo siguiente:
El título es “Cómo actúan las redes chinas que impulsan la minería ilegal de oro en Asia, África y Sudamérica”. Destaca que investigaciones revelan que estos grupos han expandido operaciones ilícitas de extracción de oro en varios continentes, generando daños ambientales, corrupción y desplazamiento de comunidades locales. “No, no, no hay responsabilidad”, lamentó Lalu Adimiyat, mientras grababa con su teléfono la actividad incesante de camiones cargados de mineral aurífero en las colinas de Sekotong, en la isla de Lombok. Las cintas policiales que meses antes marcaban el cierre de una de las mayores minas ilegales de Indonesia habían desaparecido. La mina, que llegó a ocupar el equivalente a 184 campos de fútbol americano y generaba un valor estimado de 5,5 millones de dólares mensuales, seguía en funcionamiento. Este escenario, documentado por The Washington Post, ilustra la magnitud y persistencia de la minería ilegal de oro impulsada por redes chinas en el sudeste asiático y otros puntos del planeta. La investigación de la periodista Rebecca Tan revela que sindicatos mineros chinos, dotados de capital, maquinaria y conexiones, han extendido sus operaciones ilícitas desde Indonesia hasta Ghana y Guayana Francesa, alimentando la creciente demanda de oro de China. Este fenómeno responde a una estrategia del régimen de Xi Jinping para reducir su dependencia del dólar estadounidense, blindarse ante posibles sanciones y fortalecer su influencia en el sistema monetario internacional. El resultado es una cadena de destrucción ambiental y corrupción institucional que afecta a comunidades enteras y desafía la capacidad de respuesta de los Estados afectados. El modus operandi de estas redes difiere radicalmente del de los mineros artesanales locales. Mientras éstos últimos emplean herramientas manuales y explotan yacimientos a pequeña escala, los operadores chinos introducen excavadoras, trituradoras y sistemas de lixiviación con cianuro, lo que multiplica la capacidad extractiva y los riesgos ambientales. Según expertos citados por The Washington Post, la transición del mercurio al cianuro, impulsada por los chinos, ha incrementado la eficiencia, pero también la peligrosidad de los procesos, especialmente en ausencia de controles rigurosos. Añade que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) advirtió en mayo que el crimen organizado se ha infiltrado profundamente en las cadenas de suministro de oro, constituyendo una “grave amenaza global”.
El auge de la demanda china, que ha elevado el precio del oro por encima de 3.000 dólares la onza, ha atraído a cárteles de la droga, grupos terroristas y mercenarios, muchos de los cuales colaboran con intereses mineros chinos presentes en todas las etapas, desde la extracción hasta la comercialización.
La nota es extensa, se tomó lo más saliente para su conocimiento. ¿Lo anterior también estará sucediendo en nuestro territorio?