El oro y el moro

David Foronda H.

4/20/20252 min leer

Ante una campaña proselitista para las próximas elecciones nacionales, nuestra gente ya recibe bombardeos de promesas de todo “calibre” que, no se sabe si serán cumplidas, de los precandidatos o candidatos a la presidencia del país. Digamos que no es algo nuevo, sino que deviene de hace bastante tiempo, y no deja de ser una muestra de la picardía política criolla, y claro que, de la ingenuidad del votante. Entre las conocidas proposiciones figuran varias, destacándose aquellos aspirantes que ofrecen “el oro y el moro”, a sabiendas de que “en las espaldas del pueblo boliviano se puede sembrar hasta nabos”.
Ahora bien, lo del oro y el moro tiene una pequeña historia. Esta expresión se usa para referirse a promesas exageradas o imposibles de cumplir. Creen que se originó durante las guerras de la Reconquista, en España, cuando un grupo de caballeros jerezanos capturó a moros notables, entre ellos alcaides y sus sobrinos. Y exigieron una gran cantidad de oro a cambio de la liberación de los prisioneros. El rey Juan II ordenó que Hamet fuese trasladado a la Corte. La disputa por el rescate llevó a la gente a acuñar dicha expresión. Es usada para sugerir con ironía cantidades o beneficios sobresalientes, por regla general, de manera inmoderada y poco plausible, y también para hablar de las personas que pretenden obtener más de lo que se acordó en un primer momento o de lo que es razonable.
Según lo enunciado, digamos que entre los proponentes, y apenas es el principio, ofertan todo al elector: dólares, carburantes con costo razonable, y varias otras cosas; hasta en forma solapada ofrecen la juventud a título de “renovación” y “cambio”, mientras otros asumen posturas quizás pretendiendo imitar a los que en el exterior incurrieron en acciones fuera de lugar y les fue bien en el resultado electoral. En consecuencia, en nuestro medio preconizan que las madres solteras son “anomalías”, nada más para ganar la atención ciudadana.
En fin, escuchamos cualquier cosa, menos aspectos que sí interesan a los electores, entre ellos: cómo remediar el crónico desempleo en Bolivia, cuál será la forma de eliminar la pobreza y miseria, qué harán para nunca más observar gente durmiendo en aceras de los centros hospitalarios y educativos, en el primer caso para recibir una ficha que le permita ser atendido por un galeno, y en el segundo, a fin de lograr un cupo para los hijos en tal o cual establecimiento educativo fiscal; cómo garantizar la seguridad ante el accionar desmesurado de los delincuentes y criminales; qué ofrecen para evitar que las ciudades, como sucede con cierta recurrencia, se conviertan en basureros, dado que gente aleccionada bloquea el ingreso a rellenos sanitarios; qué harán a fin de evitar bloqueos de carreteras y urbes a cargo de gente pagada para ello, así como para incendiar millares de hectáreas de bosques y mucho más.
Y las pensiones paupérrimas, ¿cómo las arreglarían? Nuestra gente quiere saber.